Resumen: El presente artículo explora cómo el mundo digital ha transformado no solo la comunicación humana, sino también la naturaleza misma del ser humano.
Este nuevo entorno antropológico requiere una adaptación de la teología y la moral a la lógica digital. Se requiere una “cibermoral”, respuesta ética que permita un desarrollo integral del hombre en este contexto. La cibermoral aborda los desafíos y oportunidades que presentan las redes sociales y la inteligencia artifcial y ofrece principios éticos que guíen su uso responsable. El artículo analiza cómo estas tecnologías infuyen
en la identidad, la relacionalidad y la sociabilidad del ser humano y promueve una relacionalidad integral basada en la dignidad, la empatía y las virtudes cardinales y teologales, con el fn de lograr una auténtica comunión en el ámbito digital.
El hombre tecnolíquido presenta defciencias en su identidad, en su relacionalidad y en su sociabilidad:
— En cuanto a su identidad (ser), porque ha renunciado a tenerla de forma estable en favor de una líquida, debido al condicionamiento por su narcisismo, su ambigüedad y su
búsqueda de sensaciones fuertes.
— En cuanto a su relacionalidad (ser-con), porque prefere la soledad, creando relaciones conectivas que se caracterizan por su provisionalidad, indefnición e inconsistencia.
— Relaciones que objetivan al otro, lo que termina impidiendo la sociabilidad (ser-para), lo que incapacita a la persona para el encuentro y la donación al otro.